lunes, 3 de marzo de 2014

"Ahora pertenezco y está bien"

Por fin sentí que aprovechaba y disfrutaba el 5° módulo del diplomado en Terapia Psicocorporal. Realizamos un ejercicio poderoso que nos remonta a la herida de rechazo.

Un compañero es "el bebé" y otro es "la mamá". El bebé yace en el suelo en posición fetal.  La facilitadora nos lleva a través del tiempo hacia el pasado, hacia el vientre materno.  Estamos ahí, completamente vulnerables y pequeños.  Entonces, la madre empieza a decir en voz alta todos los pensamientos que pasan por su mente acerca de por qué NO tener este bebé. El miedo, la duda, los conflictos familiares, la ruptura con la pareja, la identidad del padre, la edad de la madre, en fin, un sinnúmero de factores, pueden hacer que la madre piense que no está segura de querer dar la bienvenida a este bebé.  El compañero que es bebé simplemente escucha los pensamientos de su madre.  Es muy intenso y poderoso el ejercicio, pues uno contacta con la sensación de estar amenazado de muerte e indefenso.

Pude involucrarme con los ejercicios y conectar con emociones profundas.  Pude contactar con la compasión hacia quién se siente rechazado.  Me di cuenta de cuánto me cuesta sentir auténtica compasión, a pesar de que en mis prácticas espirituales se menciona y se repite continuamente la importancia de sentir compasión hacia todo y todos al meditar.  Me dio gusto aprender esto sobre mí.  Me gustaron mucho los ejercicios para contactar con el rechazo, así como el parto y la llegada del bebé (otro ejercicio).  Pude ver a mi madre desde otro punto de vista.  Esto tuvo un efecto muy positivo en mi vida personal actual, en particular en la relación con ella.

Ahora estoy consciente de que mi madre me dio la vida, haya sido bajo las circunstancias que haya sido.  Si no hubiera sido porque ella lo hizo, yo no estaría viva.

Una de las frases para contrarrestar o neutralizar la herida de rechazo es "ahora pertenezco (a todo y todos), y está bien".

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